Elegimos y adoramos esta maravillosa fe con el único motivo de crecer espiritualmente y poder ayudar a todo quien lo necesite en planos espirituales y terrenales, creemos en las fuerzas sagradas de cada Orixa en el inmenso poder de cada uno de los guías de Umbanda y Kimbanda. Es un placer para mi comenzar a compartir todo quien desee aprender un poquito mas los invito a seguir este Blogger estaré compartiendo todo sobre nuestra amada fe quien les escribe Mae Claudia de Oxum Epanda.
Leyenda Exú es el más sutil
Leyenda
Exú es el más sutily el más astuto de todos los Orishas.
Él se aprovecha de sus cualidades para provocar malentendidos y discusiones entre las personas o para prepararles trampas.
Puede hacer cosas extraordinarias como, por ejemplo, cargar, en un colador, el aceite que compró en el mercado, ¡sin que este aceite se derrame de ese extraño recipiente!
Exú pudo haber matado un pájaro ayer, ¡con una piedra que tiró hoy!
Si se enoja, zapatea una piedra, en el bosque, ¡y esta piedra se pone a sangrar!
Su cabeza es puntiaguda y afilada como la hoja de un cuchillo.
No puede transportar nada sobre ella.
Exú puede ser también muy malvado, si las personas se olvidan de homenajearlo.
Es necesario, por eso, hacer siempre ofrendas a Exú antes que a cualquier otro Orisha.
El lunes es el día que le es consagrado.
Es bueno hacerle ofrendas en ese día, de farofa, aceite de dende, caña y un gallo negro.
Una vez dos amigos de la infancia que jamás discutían, se olvidaron, el lunes, de hacerle las ofrendas debidas.
Se fueron al campo a trabajar, cada uno en su chacra.
Las tierras eran vecinas, separadas apenas por un estrecho cantero.
Exú, enojado por la negligencia de los dos amigos, decidió prepararles un golpe a su manera.
Se puso en la cabeza un birrete puntiagudo que era blanco del lado derecho y rojo del lado izquierdo.
Siguió, después, la línea del cantero, llegando a la altura de los dos trabajadores amigos y, muy educadamente, los saludó:
“¡Buen trabajo, amigos míos!”
Estos, gentilmente, le respondieron:
“¡Buen paseo, noble extranjero!”
Ni bien el Exú se alejó, el hombre que trabajaba en el campo a la derecha, le dijo a su compañero:
“¿Quién será este personaje de gorro blanco?”
“Su sombrero era rojo,” respondió el hombre del campo a la izquierda.
“No, era blanco, de un blanco de alabastro, ¡el blanco más bello que existe!”
“Era rojo, ¿o pensás que soy ciego?”
Cada uno de los amigos tenía razón y estaba furioso de la desconfianza del otro.
Irritados, se empezaron a pelear hasta matarse a golpes de azada.
¡Exú fue vengado!
Esto no habría ocurrido, si las ofrendas a Exú no hubiesen sido olvidadas.
Pues Exú puede ser el más benevolente de los Orishas si es tratado con consideración y generosidad.
Hay una manera hábil de obtener un favor de Exú.
Es preparándole un golpe más astuto del que él mismo prepara.
Cuentan que Aluman estaba desesperado por una gran sequía.
Sus campos estaban áridos, la lluvia no caía.
Las ranas lloraban de tanta sed y los ríos estaban cubiertos de hojas muertas, caídas de los árboles.
Ningún Orisha invocado escuchó sus quejas y sus gemidos.
Aluman decidió, entonces, ofrecer a Exu grandes pedazos de carne de chivo.
Exú comió con apetito esta excelente ofrenda.
Sólo que Aluman había condimentado la carne con una salsa con mucha pimienta.
Exú tuvo sed.
¡Una sed tan grande que toda el agua de todas las jarras que tenía en su casa y que tenían, en sus casas, los vecinos, no fue suficiente para calmar su sed!
Exú fue a la canilla de la lluvia y la abrió sin lástima.
La lluvia cayó.
Y cayó de día, cayó de noche.
Cayó al día siguiente y el día después, sin parar
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