Elegimos y adoramos esta maravillosa fe con el único motivo de crecer espiritualmente y poder ayudar a todo quien lo necesite en planos espirituales y terrenales, creemos en las fuerzas sagradas de cada Orixa en el inmenso poder de cada uno de los guías de Umbanda y Kimbanda. Es un placer para mi comenzar a compartir todo quien desee aprender un poquito mas los invito a seguir este Blogger estaré compartiendo todo sobre nuestra amada fe quien les escribe Mae Claudia de Oxum Epanda.
ORIXAS IBEIJIS - ALGUNOS DE SUS PATAKIES
El tambor venció al demonio
Había un pueblo en que todos sus habitantes vivían muy felices y contentos, hasta el día en que Alosi (el Diablo) andando por el mundo llegó allí.
Con él empezaron toda clase de desgracias, problemas, conflictos y desastres para sus moradores, llegando al punto de no tener que comer, pues no se podía trabajar, cada cual por una causa distinta y la enfermedad acompañaba a la muerte en la desolación y sufrimientos traídos por el demonio.
Obatalá paso por allí y vio que todo era cosa de Alosi y se dirigió a una casa donde vivían dos niños jimagua varones y se los pidió al padre por un rato y les dijo que si le permitían a los Jimaguas ir con él se resolvería las angustias del pueblo. Los padres aceptaron y Obatalá se los llevo.
Los Jimaguas, Ibeyis o los Beyis
La diversión de los Jimaguas era tocar el tambor. Obatalá los vistió iguales y les dio instrucción de lo que tenían que hacer dejándole escondido en un lugar seguro y fue a ver a Alosi para que le explicara la causa por lo cual estaba provocando tantas desgracia en ese pueblo, contestándole este que era por diversión.
Obatalá le dijo que traería un niño para que tocara un tambor y él bailaría, si el niño se cansaba primero él seguía haciendo lo que quisiera en el pueblo, pero si el se cansaba primero que el niño se iba y dejaba tranquilo al pueblo.
Alosi pensando que le seria muy fácil cansar primero al niño, acepto las condiciones de Obatalá.
Obatalá trajo al niño con su tambor y este comenzó a tocar y Alosi a bailar, cuando se cansaba, le hacia una señal al otro que estaba escondido y cuando Alosi daba una vuelta ocupaba el puesto del hermano y continuaba tocando.
Esto duro hasta que el diablo se canso y derrotado por los Jimaguas abandono para siempre el pueblo y sus vecinos volvieron a ser felices.
Maferefun Obatalá Maferefun Los Beyis.
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