Cuenta la leyenda que Obatalá siempre cantaba a su hija Oshún,
pero si una canción nunca dejaba de cantar, era una ceremonial, que siempre
alegraba mucho a Oshún “Sawani Ibo Eleri, Leriche Oka Di Pola”
El solo hecho de ver la alegría que desprendía Oshún cuando le
cantaba esa canción, era motivo suficiente para cantarsela cada día.
Un día Oshún salió de casa y no regresó más nunca. Obatala no
podía superar esa perdida, caminaba mucho buscandola, preguntaba a todos cuanto
encontrara en su camino, en unas de su búsquedas se adentro en el bosque y se
sentó en una piedra muy triste, y en la tranquilidad que le envolvía el bosque
escuchó el canto que le cantaba a Oshún de pequeña, pensó que solo era
ilusiones, y se levanto, pero al levantarse escuchó el canto más fuerte, eso le
provocó una inmensa alegría, camino hacia donde la voz se hacía más fuerte.
Atravesando con gran desespero las grandes plantas del bosque, y
guiándose solo por la melodía de la voz, llegó a un río, donde había una bella
joven jugueteando con el agua y cantando con mucha alegría, se acercó, le dio
los buenos días y le dijo, joven ¿Quien le ha enseñado esa canción?
La joven y bella muchacha, miró a Obatala y le dijo de pequeña
mi padre me cantaba esa canción, cada dia, cada noche, y ¿sabe usted? es algo
curioso nunca se la he escuchado a nadie cantar, porque solo mi padre la
cantaba para mi.
Obatala sabía que esa canción no la conocía nadie más, le pidió
que la volviera a cantar, la joven Oshún comenzó a cantarla y Obatala también a
la par con ella, ambos mientras cantaban se miraban a los ojos, Obatala le
brotaban lagrimas de alegria, Oshun cantaba y en su rostro no cabía mas
felicidad, Oshún cantaba con más fuerza y alegría, lloraba y enseguida
comprendió que Obatala era su padre, se fundieron en un abrazo y nunca más se
volvieron a separar.
Maferefun Yalorde¡¡
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